![]() |
| Foto: @NoFueUnJuego |
Como bien es sabido, durante las primeras décadas del siglo pasado la figura del director técnico no solía ser mucho más que decorativa en la gran mayoría de los clubes de este lado del mapa. No obstante, un joven judío nacido en Hungría que escapaba de los conflictos bélicos que azotaban el Viejo Continente desembarcó en nuestro país para terminar haciendo historia en clubes como Gimnasia de La Plata o River. Con ustedes, Emérico Hirschl.
Nacido en 1900 bajo el nombre de Imre, nuestro protagonista decidió cruzar el charco y arribar a Brasil a finales de la década del '20 para terminar siendo parte del cuerpo técnico del Palestra Italia, actual Palmeiras, que quizá lo contrató por su pasado como futbolista en el ascenso húngaro. Sin embargo, para 1929 se sumó al Hakoah All Star, un club judío de los Estados Unidos que estaba de gira por tierras brasileñas.
Y en otra gira fue que llegó a nuestro país, desembocando en Gimnasia para 1932 y convirtiéndose además en el primer director técnico extranjero en el profesionalismo. En La Plata derrumbó aquella costumbre de que los entrenadores no cumplían ningún rol importante y formó un equipo histórico recordado como el Expreso del 33, que culminó cuarto el torneo de aquel año tras varios fallos arbitrales más que polémicos.
![]() |
| Foto: Página 12 |
Con ese gran antecedente fue que le llegó la mayor posibilidad de su incipiente carrera: dirigir a River. Y como es lógico aceptó, por lo que en 1935 tomó las riendas del equipo. Tan solo un año le llevó salir campeón, ya que en 1936 obtuvo la Copa Campeonato. Y tan solo dos necesitó para conseguir el primer tricampeonato de la historia del Millonario, luego de quedarse con la Copa de Oro del '36 y el Campeonato del '37.
¿Algo más? Por supuesto. En aquel 1936 fue quien dirigió el primer triunfo de River en el estadio de Boca frente a su máximo rival en el profesionalismo, en un 3-2 que contó con los goles de Carlos Peucelle y Bernabé Ferreyra por duplicado.
Dos años después repitió el triunfo sobre el Xeneize a domicilio, esta vez por 2-1, previo a irse de Núñez con tres copas más bajo el brazo (una Ibarguren y dos Aldao) y el orgullo de haber hecho debutar a promesas de la talla de José Manuel Moreno y Adolfo Pedernera.
El destino quiso que luego retorne a Gimnasia, para más tarde pasar por Rosario Central, San Lorenzo, Banfield, Cruzeiro y Peñarol, donde logró dos títulos entre fines de los '40 y principios de los '50, previo a tener un breve y poco exitoso regreso a River en 1961.
| Foto: uca.edu.ar |
Así fue como terminó la carrera como entrenador del Mago, que falleció en 1973 y que dejó una huella que va mucho más allá del fútbol, ya que en su momento ayudó a otros judíos a escapar de la guerra. “En el año 1938, cuando ya era un personaje público, usó sus influencias y sus contactos para evitar que deporten judíos que se escapaban de la guerra y la persecución”, explicó el historiador Germán Roitbarg en diálogo con Página 12. Quizá algún día tenga el reconocimiento que merece.


No hay comentarios.:
Publicar un comentario