miércoles, 7 de noviembre de 2018

Contra todo pronóstico: Una clase inolvidable

Foto: ole.com.ar
La importancia que tienen los amistosos de verano entre Boca y River suele ser un tema de discusión entre los hinchas de ambos equipos, ya que algunos les brindan más trascendencia y otros los toman como simples partidos de pretemporada. La realidad es que los antecedentes hablan por sí mismos y si bien es cierto que no son encuentros por los puntos, algunos resultados han dejado marcas y hasta han originado salidas de prestigiosos entrenadores, como Ramón Díaz en el 2000 y Alfio Basile en 2010.


   Justamente el riojano, dos años después, volvió a ser víctima de un amistoso de verano ante Boca. Al haber declarado que iba a ganarle al Xeneize los tres partidos de pretemporada y haberse impuesto en el primero por penales, River contó con jugadores de la talla de Ariel Ortega, Eduardo Coudet, Esteban Cambiasso y Ángel Comizzo desde el arranque.
El Maestro Tabárez, director técnico de Boca, por su parte, guardó a sus titulares y decidió afrontar el partido en Mar del Plata con suplentes. Con ese panorama, el Millonario era claro candidato a quedarse con la victoria. No obstante, cuando solo iban cuatro minutos de juego, Ariel Carreño aventajó a los de la Ribera con un derechazo tras haber hecho pasar de largo a Matías Lequi.
   Boca no se conformó y fue por más. Marcelo Delgado encontró espacios luego de una mala entrega del zaguero Celso Ayala y le tiró un buen centro al autor del primer gol, que falló en la definición, pero el rebote favoreció a Omar Pérez, que solo tuvo que tocar al arco vacío.
River tuvo la suya para descontar a través de los doce pasos, porque José Calvo cometió una infracción dentro del área sobre Juan Esnaider, pero el uruguayo Daniel Fonseca, verdugo de Boca en la definición en Mendoza, no pudo convertirle a Wilfredo Caballero, que atajó el penal.
   Los dirigidos por Tabárez se floreaban en el campo y eran muy superiores, y en 35 minutos ya ganaban 3-0, ya que el Chelo Delgado sacó un remate de afuera del área impresionante que sorprendió a Comizzo. Para profundizar la superioridad, Carreño, ya en el complemento, definió en un mano a mano y marcó el cuarto. Posteriormente, el delantero, eufórico, se sacó su camiseta número 11 y abrazó al juez de línea Ernesto Taibi en su festejo.
   Esa situación desencadenó una lamentable situación de violencia que obligó al árbitro Héctor Baldassi a suspender el clásico a los 15 minutos del segundo tiempo. La hinchada de River invadió el sector de plateas de Boca y comenzaron los enfrentamientos entre ambas parcialidades y la policía. El encuentro no pudo terminar, pero el equipo Xeneize se quedó con un gran 4-0 que, pese a ser un partido de verano jugado con juveniles, sorprendió a todos y se sigue recordando hasta la actualidad.

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