| Foto: The False Nine |
Pese a que en las ligas de nuestro país no es muy común ver a futbolistas brasileños, en el vecino Uruguay es algo mucho más frecuente. La gran mayoría son jóvenes que, tras haber rebotado en clubes de las principales categorías del país más grande de Sudamérica, emigran al paisito en busca de oportunidades, tal y como le sucedió hace unos 15 años a Anderson Silva, un paulista que quiso probar suerte en tierras charrúas.
Con tan sólo 18 años, el mediocampista decidió dejar Brasil para ir al Club Nacional de Football, que le permitió firmar su primer contrato profesional. Sin embargo, tras un año sin actividad con el primer equipo fue cedido a principios de 2003 a Montevideo Wanderers, club con el que completó un buen Apertura.
Tras finalizar la cesión, y sin llegar a estrenarse en la primera del Bolso, le llegó la posibilidad de jugar en el Viejo Continente con el Racing de Santander, club que lo adquirió a préstamo por dos temporadas. En la primera de ellas apenas jugó ocho partidos y su equipo se salvó del descenso por un punto, aunque en la 2004/05 fue mucho más protagonista: disputó 30 encuentros y anotó dos goles para que los Verdiblancos esquivaran la zona roja de la tabla de posiciones por siete unidades.
Culminado su préstamo en España debía regresar a Nacional, aunque allí intercedió un histórico del fútbol inglés: el Everton, que a mediados de 2005 compró los derechos comerciales y federativos de Anderson Silva. Sin embargo, el brasileño no contaba con pasaporte de la Unión Europea ni podía obtener un permiso de trabajo para jugar en Inglaterra, por lo que, para variar, fue cedido al Málaga por un plazo de 18 meses.
De vuelta en la península ibérica, el paulista jugó apenas 15 partidos en la temporada 2005/06 (solo dos en el segundo semestre) y fue protagonista del descenso de los Boquerones. Luego de seis meses para el olvido con los malagueños en segunda, Anderson retornó a los Toffees y por fin tuvo su tan ansiado debut en un encuentro válido por la 34° fecha de la Premier League 2006/07, cuando ingresó faltando dos minutos para que finalice el duelo en el que Everton superó por 2-1 al Charlton Athletic.
Y sí, como bien imaginan fue debut y despedida, ya que para la temporada siguiente fue cedido al Barnsley de la segunda categoría. Allí pareció encontrar su lugar en el mundo, y a principios de 2008 su nuevo club compró su pase. Con The Tykes logró cierta continuidad pese a sufrir la rotura del ligamento cruzado anterior, aunque a mediados de 2010 fue dejado en libertad.
| Foto: Tenfield |
Luego de seis meses de inactividad le llegó la posibilidad de sacarse una gran espina: fue incorporado por Nacional y por fin se dio el gusto de debutar con el Bolso, aunque jugó poco y nada y un año después quedó libre.
Doce meses más tuvieron que pasar para que alguien se acordara del pobre Anderson, que, nuevamente, pudo lograr algo que suponemos siempre quiso: jugar en su país. Allí vistió la camiseta del Esporte Clube Pelotas, previo a retornar a Uruguay para jugar en Rentistas, Villa Española y El Tanque Sisley, donde colgó los botines a principios de 2018 con 35 años y dos minutos en la Premier League en su curriculum.
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