| Foto: FIFA |
Reconocido a nivel mundial es el heroísmo con el que se describe a los grandes próceres estadounidenses, como George Washington o Benjamin Franklin, por nombrar a los más reconocidos. En el mundo del deporte la situación no es muy distinta, ya que las figuras de antaño como Babe Ruth o Wilt Chamberlain, entre tantos otros, son enaltecidas al punto de posarse un escalón por debajo de los padres fundadores.
Sin embargo, dicha situación no afecta necesariamente a todas las disciplinas. Y con esto, obviamente, nos referimos al fútbol, un deporte que hasta entrados los años '90 no gozó de demasiada popularidad en los Estados Unidos. No obstante, esto no quiere decir que todas las leyendas del soccer yankee sean contemporáneas, ya que de ser así obviaríamos al primer gran héroe norteamericano: Joe Gaetjens.
Si bien Bert Patenaude, autor del primer hat-trick de la historia de los Mundiales en Uruguay 1930, podría ser el poseedor de tal reconocimiento, lo de Gaetjens fue un hito aun mayor: convirtió el único gol con el que un equipo semiprofesional de los Estados Unidos superó por 1-0 a la poderosa Inglaterra en Brasil '50.
Nacido en el seno de una familia pudiente de Haití, se inició jugando al fútbol en el Etoile Haïtienne hasta que en 1947 se fue a estudiar a los Estados Unidos, donde además comenzó a trabajar lavando platos y continuó su carrera en el Brookhattan.
Gracias a sus buenas actuaciones recibió la convocatoria para formar parte del seleccionado yankee de cara al Mundial de 1950, donde compartieron grupo con Chile, España y la debutante Inglaterra.
Ya en Brasil, los norteamericanos comenzaron con una caída frente a los hispanos, y en la segunda fecha debían medirse con los supuestos reyes del fútbol, claros favoritos a llevarse la victoria. No obstante, y pese a que en las casas de apuestas un triunfo yankee pagaba 500-1, Gaetjens marcó el único tanto del encuentro a los 38' del primer tiempo para concretar uno de los mayores batacazos de la historia de los Mundiales.
Pese a la sorpresa, Estados Unidos volvió a perder en su tercer presentación y debió regresar rápidamente a casa, donde el atacante haitiano continuó jugando un tiempo hasta que fue transferido a Francia, aunque no logró adaptarse.
De vuelta en su país de nacimiento, retornó al Etoile y disputó algunos partidos con la Selección de Haití hasta su retiro a mediados de los '50.
Pero la historia no termina allí. En 1957, François Duvalier, mejor conocido como Papa Doc, se convirtió en presidente del país caribeño, y en 1964 se proclamó presidente vitalicio, comenzado así un régimen dictatorial del que la familia Gaetjens era opositora, por lo que decidieron exiliarse en la vecina República Dominicana. Todos menos Joe, que no tenía relación alguna con la política y confiaba en que su fama le evitaría problemas.
Sin embargo, en la mañana del 8 de julio de 1964, el ex futbolista fue detenido por la policía paramilitar haitiana y nunca se supo más nada de él.
Doce años después, en 1976, Gaetjens fue incluido en el Salón de la Fama del fútbol estadounidense, en una pequeña muestra de que los verdaderos héroes no se olvidan.
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