Contra todo pronóstico: Una goleada impensada

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Los partidos de verano no suelen ser tan emocionantes como los que se disputan en los torneos oficiales por lo que ver un buen encuentro se transforma en algo curioso en estas copas. Sin embargo, en el 2006 el Superclásico del fútbol argentino dejó a todos con la boca abierta luego de que un resultado inesperado le diera el triunfo al club que parecía tener el peor equipo.

El 17 de enero del 2006 se enfrentaron en el torneo de verano Boca y River por la Copa Revancha en Salta en un partido que el Xeneize llegaba como el claro favorito luego de haber ganado el Torneo Apertura, la Copa Sudamericana y la Recopa Sudamericana el año anterior de la mano de Alfio el Coco Basile, mientras que el Millonario no ganaba un título desde el Clausura 2004.

   Los once titulares del equipo de La Ribera fueron: Roberto Pato Abbondanzieri; Jonatan Maidana, Matías Silvestre, Daniel Cata Díaz, Claudio Morel Rodríguez; Pablo Ledesma, Fredy Guarín, Fabián Vargas; Neri Cardozo; Marcelo Delgado y su actual director técnico Guillermo Barros Schelotto.

  Daniel Passarella, quien en ese momento era el entrenador de los de Nuñez, se había quedado en Buenos Aires trabajando con los titulares por lo que Héctor Pitarch se hizo cargo del equipo y mandó a la cancha a Juan Pablo Carrizo; Cristian Álvarez, Gabriel Loeschbor, Danilo Gerlo, Lucas Mareque; Jonathan Santana, Oscar Ahumada, Juan Carlos Toja; Darío Conca; Daniel el Rolfi Montenegro y Gustavo Cachete Oberman. Un equipo que a priori no estaba ni cerca del de Boca

   De manera increible el Millonario arrancó mucho mejor y en apenas nueve minutos, tras una pared entre Conca y Montenegro, Santana apareció en el borde del área y clavó un zurdazo que Abbondanzieri llegó a rozar pero no le alcanzó para evitar el 1 a 0 parcial. El Xeneize jugaba mejor pero no convertía y se iba al descanso perdiendo por la mínima.

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   Ya en el segundo tiempo el conjunto de Nuñez mejoró y a los 25 minutos Ahumada recuperó la pelota en la mitad de cancha, corrió más de 30 metros y se la pasó a Montenegro para que defina de manera espectacular por arriba de Abbondanzieri y así conseguir el 2 a 0 parcial.

   Sin embargo, aun quedaría tiempo para que River estirara la ventaja y a siete minutos del final el arquero de Boca dudó adentro del área y se la pasó a Oberman, que solo tuvo que patear al arco para poder convertir el 3 a 0 final y hacer que todo el público Millonario delire y festeje el triunfo ante un Xeneize irreconocible. Sin dudas un triunfo bastante inesperado que demuestra que en el fútbol todo es posible.