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| Foto: marca.com |
El protagonista en cuestión
es Alexander Villaplane, nacido en Argelia, más precisamente en la capital,
Argel, en 1905. En su adolescencia se trasladó a Francia para vivir con sus
tíos y llamó la atención por su talento con la pelota, tanto que fue convocado
para jugar con la Selección gala y llegó a capitanear a Les Bleus en el primer Mundial de la historia, el disputado en
Uruguay en 1930.
No obstante, no sería
precisamente por su actuación dentro del
verde césped por el cual su nombre trascendió y aún pasados los años se
recuerda. Cinco años después de haber jugado una Copa del Mundo, Villaplane
cayó en prisión por pertenecer a una red que arreglaba carreras de caballos.
Al salir, en lugar de
retirarse de las ocupaciones ilegales se retiró del fútbol, y comenzó a
contrabandear oro. La Alemania nazi, luego de ocupar París, armó la Gestapo
francesa, conocida también como Carlingue, un grupo constituído por criminales
que se dedicaban al tráfico y a la lucha contra la Resistencia francesa, que
era un movimiento que estaba en contra de los nazis.
Pero, ¿qué tiene que ver
esto con Villaplane? Que la organización criminal creó la Brigada
norte-africana, en la cual el franco-argelino estaba involucrado, a causa del
crecimiento de la Résistence. El ex
futbolista fue nada más y nada menos que subteniente y se dedicó a perseguir a
sus enemigos. Se comprobó que fue parte de la ejecución de 11 partisanos,
algunos de ellos menores de edad. También recibió dinero a cambio de entregar a
52 personas que posteriormente fueron asesinadas en la Matanza de Oradur-sur-Glane, donde 642 inocentes
perdieron su vida.
Luego de la liberación
parisina en 1944, se inició la búsqueda de los miembros de la Carlingue.
Villaplane fue capturado y condenado a muerte junto a otros miembros de la
organización. El 26 de diciembre, a sus 39 años, fue fusilado a las afueras de
la capital francesa. Así, perdería su vida luego de haber arrebatado la de
tantos inocentes.

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