Podría
decirse que, al igual que en sus políticas de estado, el fútbol
suizo ha permanecido neutral a lo largo de su ya centenaria
existencia. Porque, al fin y al cabo, ¿quién recuerda una actuación
destacada o un fracaso rotundo de su Selección a nivel
internacional? Difícil saberlo. Y es que más allá de alguna presentación deslucida en el último tiempo, los Rossocrociati
han conseguido mantenerse siempre en los primeros planos, ocupando al
día de hoy el 8° puesto del ranking FIFA.
De
hecho, el mayor logro de su historia ocurrió hace ya 94 años, con
la obtención en 1924 de la medalla de plata en los Juegos Olímpicos
de París, eliminando en el camino a potencias como Checoslovaquia,
Italia o Suecia para luego caer en la final frente a Uruguay. En
Mundiales acumulan 10 participaciones (Rusia 2018 será la 11°), con
tres clasificaciones a cuartos de final, en Italia '34, Francia '38 y
como locales en 1954.
Sus
peores momentos los vivió sin dudas entre finales de la década del
'60 y mediados de los '90, en una inmensa laguna que significó la
ausencia de toda competencia internacional para Suiza tras su
participación en Inglaterra '66 y hasta su acceso a Estados Unidos
'94, donde cayó con España en octavos de final.
Aunque
tras aquella gira por países angloparlantes que incluyó una
discreta participación en la Eurocopa de Inglaterra '96 se produjo
la vuelta al pozo, tras no lograr clasificar a las Copas del Mundo de
Francia '98 (perdió en las Eliminatorias ante un debutante
Azerbaiyán) y Corea-Japón 2002, ni a la Euro 2000, disputada en
Bélgica y los Países Bajos.
Sin
embargo, hacia fines de 2002 llegaría desde las oficinas de la UEFA
una gran noticia para el país: la candidatura en conjunto entre
Suiza y Austria para albergar el máximo torneo continental en 2008
había sido electa, de manera que el país transalpino tendría que
retomar el protagonismo perdido para llegar a la su gran cita con
chances de lograr algo grande.
El
primer paso fue la Euro 2004 en Portugal, aunque no fue lo esperado:
tras cosechar solo un punto, el Schweizer Nati culminó 15°
de 16 equipos. No obstante, su participación en Alemania 2006 fue
totalmente distinta, finalizando primero de su grupo por sobre
Francia, Corea del Sur y Togo, para luego caer en octavos con Ucrania
por penales, no sin antes ingresar en la historia como la única
selección que no ha recibido un solo gol en un Mundial.
Habiendo
mejorado algo su imagen, dos años después afrontó el duro desafío
de hacer un papel digno en su casa, aunque finalmente serían
rápidamente eliminados tras perder con República Checa y Turquía,
aunque con el aliciente de haberle ganado a Portugal y el consuelo de
que Austria, el otro local, solo cosechó una unidad.
Un
par de años más tarde llegarían nuevas esperanzas, tras la victoria en
el debut de Sudáfrica 2010 sobre una España que a la postre sería
campeón. Aunque luego se sucederían una caída con Chile, una
igualdad con Honduras y otro temprano regreso a casa, que sumado a la
no clasificación a la Euro 2012 le restaban expectativas al equipo
con vistas a Brasil 2014, donde sin embargo llegó hasta octavos para
sucumbir ante Argentina en aquel recordado partido que definió Di
María sobre el cierre de la prórroga.
Ahora,
con una generación repleta de jugadores de ascendencia extranjera
que en buena parte se desempeñan en las mejores ligas del mundo y
que vienen de acabar 11° (de 24) en la Eurocopa de 2016, Suiza
buscará salir de aquella neutralidad histórica que ha pasado de ser
una política de estado a una constante en su fútbol.

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