miércoles, 17 de enero de 2018

Como arquero, un gran comentarista: la historia de Benito Carvajales

Foto: thehomeofcaribbeanfootball.com
Hablar del fútbol cubano es, cuanto menos, complejo. En un país donde los deportes de contacto como el boxeo y la lucha, el béisbol y el atletismo dominan, la redonda pelea por hacerse un lugar entre las preferencias de los isleños. Sin embargo, en su momento de máximo esplendor, los Leones del Caribe lograron alcanzar la fase final de un Mundial, en Francia 1938, e incluso meterse entre los ocho mejores del torneo, en un hito histórico para el fútbol de la mitad más septentrional de América.
   En una cita marcada por los múltiples conflictos que azotaban al mundo, como la Guerra Civil Española, la Segunda guerra chino-japonesa o el inminente inicio de la Segunda Guerra Mundial; y el boicot por parte de la mayoría de las selecciones americanas, que se oponían a la elección de Francia como sede por sobre Argentina, facilitaron que muchos países lograran acceder al Mundial sin la necesidad de disputar una clasificación.
   Este fue el caso de Cuba, que ante la baja de todos sus potenciales rivales viajó al Viejo Continente con la premisa de hacerse un nombre y quedar en el recuerdo por sus buenas actuaciones.
   En aquellas épocas se jugaba con un formato de eliminación directa, por lo que el debut podía ser también la despedida para los cubanos, que debían afrontar un duro desafío ante Rumania. No obstante, la igualdad 3-3 obligó a disputar un partido desempate, en el que los caribeños perderían a uno de sus emblemas: su arquero Benito Carvajales. ¿Se había lesionado? ¿Lo habían sancionado?
   Nada de eso. Carvajales le pidió a su entrenador no atajar para poder comentar el partido para una radio de su país, en un acontecimiento por demás particular. Y así fue que, cuatro día después, Juan Ayra fue el encargado de proteger la vaya en la victoria cubana por 2-1, que le permitiría medirse con Suecia por un lugar nada más y nada menos que entre los cuatro mejores del mundo.

   Ya en los cuartos de final, Carvajales volvió al arco y demostró sus grandes dotes como comentarista, ya que la poderosa selección sueca le asestó ocho goles y terminó con el sueño de un país que aún permanece nocaut y no parece tener las armas para levantarse.

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