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| Foto: thehomeofcaribbeanfootball.com |
Hablar
del fútbol cubano es, cuanto menos, complejo. En un país donde los
deportes de contacto como el boxeo y la lucha, el béisbol y el
atletismo dominan, la redonda pelea por hacerse un lugar entre las
preferencias de los isleños. Sin embargo, en su momento de máximo
esplendor, los Leones del Caribe lograron alcanzar la fase
final de un Mundial, en Francia 1938, e incluso meterse entre los
ocho mejores del torneo, en un hito histórico para el fútbol de la
mitad más septentrional de América.
En
una cita marcada por los múltiples conflictos que azotaban al mundo,
como la Guerra Civil Española, la Segunda guerra chino-japonesa o el
inminente inicio de la Segunda Guerra Mundial; y el boicot por parte
de la mayoría de las selecciones americanas, que se oponían a la
elección de Francia como sede por sobre Argentina, facilitaron que
muchos países lograran acceder al Mundial sin la necesidad de
disputar una clasificación.
Este
fue el caso de Cuba, que ante la baja de todos sus potenciales
rivales viajó al Viejo Continente con la premisa de hacerse un
nombre y quedar en el recuerdo por sus buenas actuaciones.
En
aquellas épocas se jugaba con un formato de eliminación directa,
por lo que el debut podía ser también la despedida para los
cubanos, que debían afrontar un duro desafío ante Rumania. No
obstante, la igualdad 3-3 obligó a disputar un partido
desempate, en el que los caribeños
perderían a uno de sus emblemas: su arquero Benito Carvajales. ¿Se
había lesionado? ¿Lo habían sancionado?
Nada
de eso. Carvajales le pidió a su entrenador no atajar para poder
comentar el partido para una radio de su país, en un acontecimiento
por demás particular. Y así fue que, cuatro día después, Juan
Ayra fue el encargado de proteger la vaya en la victoria cubana por
2-1, que le permitiría medirse con Suecia por un lugar nada más y
nada menos que entre los cuatro mejores del mundo.
Ya
en los cuartos de final, Carvajales volvió al arco y demostró sus
grandes dotes como comentarista, ya que la poderosa selección sueca
le asestó ocho goles y terminó con el sueño de un país que aún
permanece nocaut y no parece tener las armas para levantarse.

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