Si hay una Selección que históricamente se destacó por tener jugadores hábiles, gambeteadores y capaces de lograr que un amante del deporte pague una entrada solo para ver al crack en cuestión, sin dudas, es la argentina .Si bien es cierto que la Albiceleste atravesó por momentos mejores que otros a lo largo de su historia, la figura del 10 nunca se ausentó y demostró que es una de las grandes potencias mundiales.
Antes de que en el país el fútbol fuera profesional, allá por 1930, se disputó la primera Copa del Mundo, en Uruguay. De la mano de jugadores como Guillermo Stábile y Carlos Peucelle, entre otros, Argentina llegó a la final. El rival era nada más y nada menos que el combinado local, la celeste. Finalmente el equipo argentino no logró el título pese a haberse ido al entretiempo con una ventaja de 2-1. Uruguay terminó imponiéndose por 4-2 y se quedó con el campeonato. Tiempo después, el jugador argentino Luis Monti recordó que recibió amenazas contra él y su familia, lo que pudo haber afectado al resultado.
Si bien es cierto que la Selección argentina tiene una rica historia, también es verdad que sabe de golpes adversos de los que le ha costado recuperarse. Uno de ellos es el que le ocurrió en 1958, en el Mundial de Suecia. Argentina llegaba con la confianza en alto luego del título ganado el año anterior en el Sudamericano de Lima, con una delantera apodada los carasucias, que desplegaron un juego brillante y desfachatado. Sin embargo, tres jugadores fundamentales, Maschio, Angelillo y Sívori, fueron transferidos al exterior y no fueron convocados al Mundial. ¿El resultado? Vuelta a casa en primera ronda, con derrota por 6-1 ante Checoslovaquia incluida.
Otro trago difícil de pasar fue el que sucedió previo al Mundial de México '70 . Argentina no superó las Eliminatorias y tras un empate contra Perú en condición de local, decretó que no participaría de dicha edición. La Selección vivió un período de desconcierto hasta la asunción de César Luis Menotti como entrenador. A partir de allí, para los jugadores era una prioridad vestir la camiseta albiceleste.
El Mundial '78 no será uno más para Argentina. No solo porque fue el único hasta la fecha en el que fue organizador, sino también porque fue el primero en el que se consagró campeón. Con jugadores talentosos como Passarella, Ardiles, Bertoni y sobretodo con Kempes que fue la figura y el emblema, los dirigidos por Menotti se dieron el gusto de levantar por primera vez la Copa del Mundo. Con el tiempo, y a causa de la dictadura cívico militar que azotaba al país, el título levanto sospechas, principalmente por un triunfo polémico ante Perú por 6-0 que evitó la eliminación argentina. No obstante, nadie podrá negar que fue un equipo importante que jugaba un fútbol sumamente ofensivo y vistoso.
Luego del Mundial '82 en el cual Argentina no tuvo una gran performance, Carlos Bilardo asumió la dirección técnica. Y un jugador trascendental dejaría de ser una promesa para convertirse en una realidad: Diego Armando Maradona. El 10 generaba confianza en los hinchas y potenciaba a sus compañeros. Con su magia y sus gambetas, Argentina tocó el cielo con las manos. Ganó el Mundial de México '86 y en el camino al título, en los cuartos de final ante Inglaterra, en un partido especial por la Guerra de Malvinas, Maradona se disfrazó de héroe y se inmortalizó en la historia. Convirtió un gol con la mano y otro eludiendo a los ingleses desde la mitad de la cancha. El idilio que consiguió luego de levantar la copa y ser el mejor jugador del torneo quedará por siempre entre los argentinos.
Cuatro años después la Selección dirigida por Bilardo y otra vez con Maradona como emblema conseguiría un segundo puesto en Italia '90, con derrota en la final contra Alemania, el verdugo en los tiempos más recientes. A partir de allí a Argentina le costaría volver a una final y lo haría recién en Brasil 2014, en donde cayó ante el mismo rival y con el mismo resultado. ¿Que pasó en el medio? Sin dudas, imágenes que los hinchas albicelestes prefieren no recordar: el dopping positivo de Diego en el '94, el golazo de Bergkamp en el '98, la eliminación en primera ronda con Bielsa como entrenador en 2002, los penales atajados por Lehmann en 2006, con Messi mirando desde el banco y los cuatro goles ante los teutones en 2010.
A pesar de esos golpes difíciles de digerir, Argentina siempre fue un país de enorme tradición futbolera y con presencia en los primeros planos del deporte. Se caracterizó históricamente por ser una cuna de cracks, de jugadores distintos. Messi, uno de los ejemplos del talento argentino, ha ganado todo en Europa y ha hecho una carrera extraordinaria, pero aún sueña con sumarse a Kempes y a Maradona e inmortalizarse como ellos, con la Copa del Mundo en manos. En Rusia tendrá la oportunidad.

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