viernes, 9 de marzo de 2018

Suecia y su lucha por reconquistar el trono entre los vikingos



A raíz de sus impresionantes actuaciones, la selección de Islandia se ha convertido en los últimos años en el conjunto representativo de la cultura vikinga. Sin embargo, ese lugar le ha correspondido durante décadas a Suecia, que con sus grandes logros a nivel futbolístico ha reinado siempre entre los países nórdicos y hoy busca recuperar esa corona que le fue arrebatada.

   Con un más que interesante palmarés, que incluye un subcampeonato y dos terceros puestos en Mundiales, una semifinal de Eurocopa, un oro y dos bronces olímpicos, y nueve consagraciones en las 14 ediciones que se disputaron del Campeonato Nórdico, la Selección sueca ha reinado siempre entre los vikingos, sacando una gran diferencia por sobre Noruega, Finlandia, las Islas Feroe o la ya mencionada Islandia, con jugadores que combinan casi a la perfección una gran técnica con el poderío físico de los antiguos guerreros del norte de Europa.
   La única oposición que han encontrado los auriazules entre sus vecinos ha sido la de Dinamarca, que también forma parte de los países escandinavos, aunque siempre priorizó la estética por sobre la cuestión física en su juego, distanciándose de su herencia nórdica.
   Y a decir verdad, la corona de Suecia nunca estuvo en discusión. Ya desde principios del siglo pasado, más precisamente en los Juegos Olímpicos de París 1924, los Blagult (azules y amarillos, en sueco) obtuvieron un gran tercer puesto, que 14 años más tarde revalidarían en las mismas tierras al finalizar cuartos en la Copa del Mundo de 1938, cayendo en el partido por el bronce ante la que se convertiría con el paso de los años en su mayor pesadilla: Brasil.
   Tras el parate por la Segunda Guerra Mundial, la sueca fue de las pocas selecciones que pudo “sacar provecho” de la situación de los demás países -futbolísticamente hablando- e ingresó en la que podría denominarse como la edad de oro de su fútbol. Apenas tres años después de finalizada la guerra los escandinavos se alzarían con la presea dorada en los JJOO de Londres '48, para luego calzarse el bronce en el Mundial de Brasil 1950, luego de acabar terceros en el extraño cuadrangular final que le dio su segundo título a Uruguay con el mítico Maracanazo.
   Con la vuelta del olimpismo a las tierras más boreales del Viejo Continente, en 1952 llegó la tercera y última medalla para los Blagult, con un nuevo bronce, esta vez en Helsinki, y en lo que sería el preludio para el gran logro mundialista de Suecia, que como local llegó a la final de la Copa del Mundo de 1958, donde caería frente al Brasil de Pelé, Garrincha y compañía.
   Pero este no sería el punto de partida, sino que más bien se convertiría en el final de una gran generación y el naufragio de una Suecia que debió esperar hasta 1992 para recibir un salvavidas. En aquel año los nórdicos acogieron la Eurocopa y, en su debut absoluto en la competición, accedieron a las semifinales de un torneo que fue ganado por la sorprendente Dinamarca.
   Habiendo recuperado la confianza, los escandinavos darían un nuevo golpe, aunque esta vez en Estados Unidos '94, donde finalizaron en un increíble tercer puesto tras caer nuevamente con Brasil, que a la postre se consagraría campeón, y superar en el partido por el bronce a la otra sorpresa: Bulgaria. Así, con jugadores de la talla de Tomas Brolin o Henrik Larsson, la esperanza de renacer volvía a los vikingos.
   Pero aunque desde aquel momento los suecos no han podido posicionarse nuevamente en los primeros planos, Rusia podría ser el punto de partida ideal para una selección que vuelve a los Mundiales tras la ausencia en las últimas dos ediciones y el broche de oro perfecto para la carrera de su gran rey: Zlatan Ibrahimovic.

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